Estados Unidos.- El Centro de Planetas Menores (Minor Planet Center, en inglés), institución encargada de estudiar planetas menores, asteroides y cometas, anunció el descubrimiento de un «asteroide inusual», avistado por primera vez por un científico ciudadano y designado como 2018 CN14. Sin embargo, menos de 24 horas después, se emitió un aviso en el que se eliminaba el registro, ya que no se trataba de un asteroide, sino de un automóvil: el que Elon Musk lanzó al espacio en 2018.
El 6 de febrero de 2018, SpaceX llevó a cabo el primer vuelo de prueba con carga útil del Falcon Heavy, su cohete más potente hasta ese momento. Para esta misión, utilizó un Tesla Roadster, que había sido propiedad de Musk, instalado en la etapa superior del vehículo. En el asiento del conductor se colocó un maniquí con traje espacial llamado Starman.
El objeto recién descubierto se encontraba a menos de 240 mil kilómetros de la Tierra, es decir, más cerca que la órbita de la Luna. Debido a su proximidad, fue catalogado como un objeto cercano a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés), lo que implicaba que debía ser monitoreado por su posible impacto futuro con el planeta.
El descubrimiento de un «asteroide»
El hallazgo, dice Astronomy fue realizado por un astrónomo aficionado turco, identificado como «G», quien inicialmente esperaba haber descubierto un asteroide cercano a la Tierra y no un vehículo en desuso.
Su identificación fue posible gracias a un programa que desarrolló en su tiempo libre para analizar el archivo público de observaciones del MPC. Esta herramienta permite a cualquier persona examinar el cielo en busca de asteroides u otros cuerpos pequeños dentro del sistema solar. Con este código, logró detectar múltiples objetos candidatos que podían ser rastreados con telescopios en distintos lugares del mundo.
El supuesto asteroide apareció en imágenes del Catalina Sky Survey, en el Observatorio Steward de Tucson, Arizona, así como en los sondeos Pan-STARRS y ATLAS en Hawái, entre otros. Tras calcular su órbita, «G» notó que el objeto se acercaba considerablemente a la Tierra, lo que lo clasificaba como un posible NEO. Por ello, decidió notificar al MPC, que aceptó la evidencia y alertó a la comunidad a través de una circular.
Las dudas y la confirmación de su origen
Al revisar la trayectoria del objeto publicada en el sitio web del MPC, «G» comenzó a sospechar de su verdadera naturaleza. Su órbita se asemejaba más a la de una nave espacial con destino a Marte mediante una transferencia de Hohmann, maniobra utilizada para minimizar el consumo de combustible en viajes interplanetarios. Sin embargo, detectó una anomalía: su trayectoria sobrepasaba ligeramente la órbita de Marte. «G» bromea al respecto, atribuyéndolo al tiempo que pasó en Kerbal Space Program, un simulador de vuelos espaciales.
Para verificar su hipótesis, consultó la base de datos de cuerpos pequeños del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory, JPL) de la NASA, con el objetivo de encontrar alguna coincidencia con misiones interplanetarias. No contempló la posibilidad de que estuviera relacionado con el lanzamiento de un Falcon Heavy.
Como último recurso, contactó a otros expertos del MPC en busca de respuestas. Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica (CfA), fue quien resolvió el misterio. Identificó el objeto como la etapa superior del cohete Falcon Heavy y notificó al MPC, confirmándose que el supuesto asteroide era en realidad un vehículo.
A pesar de que el MPC cuenta con filtros para detectar objetos artificiales, estos no lograron identificar correctamente el Tesla Roadster. Tras su lanzamiento, se había clasificado bajo esta categoría, pero con el paso del tiempo, las observaciones posteriores fueron archivadas, eliminando toda referencia al vehículo. Además, a diferencia de la mayoría de los satélites artificiales, su órbita no es terrestre, sino heliocéntrica, lo que lo hace más difícil de rastrear. SpaceX no tenía un destino específico para el Falcon Heavy en su vuelo de prueba, solo buscaba que sobrepasara la órbita de Marte.
Un error con «algunos» beneficios
Según recoge Astronomy, «G» considera que este «incidente Tesla», aunque le generó cierta decepción por no haber descubierto un NEO, resultó útil para mejorar los filtros de observación de la base de datos del MPC. No lo percibe como una pérdida total, ya que permitió refinar el proceso de clasificación de objetos en el sistema solar.
A futuro, el astrónomo ciudadano planea continuar con la búsqueda de cuerpos pequeños de manera independiente. También ha participado en el proyecto Come On! Impacting Asteroids (COIAS), liderado por un grupo de astrónomos japoneses, con el que ha descubierto dos asteroides. Ahora, bromea con que su próximo hallazgo deberá ser «cualquier cosa que no sea un coche».