Canadá.- El Servicio de Policía de Toronto anunció este martes el mayor decomiso de cocaína en la historia de la ciudad, la más poblada de Canadá. El peso del cargamento es de 835 kilogramos, con un valor estimado en las calles de 85 millones de dólares canadienses (unos 59,4 millones de dólares estadounidenses). Myron Demkiw, jefe del cuerpo policial, señaló en una rueda de prensa que seis personas fueron arrestadas en esta operación: cuatro canadienses —Adriana Alexandra Jiron Zeledon, de 20 años, Omar Fair, de 37, Marlon Matthews, de 45, y Kevin Figueiredo, de 32— y dos mexicanos —Jorge Luis Mundo García, de 31 años, y Rodolfo Jiménez Ávila, de 28—, que habían entrado en Canadá legalmente con visados de turistas.
La droga provenía de México y había llegado a Canadá a través del territorio estadounidense. Demkiw añadió que “la cocaína presumiblemente proviene del Cártel de Jalisco Nueva Generación [CJNG]”, la organización de narcotráfico más poderosa de México junto al Cártel de Sinaloa, considerada como una de las principales responsables de introducir fentanilo en Estados Unidos. Este decomiso histórico fue el resultado de una operación llamada Proyecto Castillo, puesta en marcha en agosto de 2024 por la brigada de estupefacientes de la policía de Toronto; un trabajo que también contó con la colaboración de la Real Policía Montada de Canadá y la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá.
Paul MacIntyre, miembro de la Unidad de lucha contra la delincuencia organizada de la policía de Toronto, explicó que gran parte de la cocaína estaba oculta en un camión. “Cuando lo detuvimos, incautamos 475 kilogramos”, apuntó. El resto de la droga fue hallada en casas de seguridad ubicadas en la zona metropolitana de Toronto. Los agentes todavía buscan a otras tres personas presuntamente implicadas, los mexicanos Alexis Arroyo y Marco Rivera, ambos de 31 años (la policía cree que se encuentran en México), y el canadiense Rober Nolin, a sus 60 años, el sospechoso de mayor edad, residente en Niagara Falls, en la provincia de Ontario. Las autoridades creen que sigue en el país.
MacIntyre agregó que el precio en la calle del estupefaciente en Canadá ha aumentado un 20% como consecuencia de este decomiso. Los representantes del Servicio de Policía de Toronto subrayaron la necesidad de un “trabajo coordinado” entre fuerzas del orden, tanto de Canadá como de otros países. El presidente estadounidense Donald Trump ha acusado a las autoridades canadienses en distintos momentos de vigilar la frontera de forma laxa, permitiendo, según el político republicano, la llegada de drogas e inmigrantes ilegales a Estados Unidos.
El efecto Trump
La histórica incautación se produce, de hecho, un día después de la segunda investidura de Trump como presidente de Estados Unidos, tras haber pasado los últimos cuatro años en la oposición y los cuatro anteriores (2016-2020) al frente de la potencia norteamericana. En su primer día de regreso en Washington, el magnate aprobó una batería de 41 órdenes ejecutivas, que entran en vigor al momento de ser firmadas, como muestra de lo que llevaba toda la campaña prometiendo: mano dura y una oposición frontal a su predecesor, el demócrata Joe Biden.
Algunas son medidas cosméticas y populistas, sin demasiadas consecuencias reales más allá de engordar la figura mediática de Trump como hombre de ley, fuerte e intransigente contra la delincuencia. Otras preocupan más a la oposición y las organizaciones de derechos humanos, como la declaración de una emergencia nacional en la frontera entre México y Estados Unidos, o la declaración de los cárteles mexicanos, como el CJNG, como organizaciones terroristas, aunque esa medida en concreto todavía no entrará en vigor. El secretario de Estado, Marco Rubio, dispone de 14 días para hacer “una recomendación relativa a la designación de cualquier cártel u otra organización”.
Desde que la vuelta de Trump a la Casa Blanca fue un hecho, en las elecciones del pasado 5 de noviembre, México y Canadá han navegado entre el miedo y la incertidumbre las acometidas del presidente. El republicano no se hizo esperar. Veinte días después de su victoria, comenzó a amenazar a ambos países con una guerra comercial que supondría una subida del 25% en los aranceles. El magnate considera, como ha reiterado una y otra vez en los últimos meses, que las políticas migratorias de las dos naciones facilitan la entrada de delincuentes y fentanilo, una droga que ha causado una epidemia de sobredosis en Estados Unidos, una mentira mil veces rebatida, pero que ha calado en su electorado a fuerza de repetirla.
En otra de sus amenazas, Trump planteó la posibilidad de asfixiar económicamente a Canadá hasta anexionarla como un territorio más de Estados Unidos. México, Canadá y Estados Unidos son socios comerciales gracias al Tratado de Libre Comercio (TMEC), cuya próxima renegociación estaba prevista para 2026, pero ante el terremoto trumpista las certezas han desaparecido.
Las palabras del magnate ya han calado en sus vecinos, que tratan de amortiguar el impacto. Claudia Sheinbaum, la presidenta mexicana, se ha reunido en las últimas semanas con empresarios canadienses y estadounidenses para tratar de afianzar las relaciones comerciales ante lo que pueda venir; además de preparar la frontera para posibles deportaciones y mandar un mensaje de seguridad a sus socios del norte con la mayor incautación de fentanilo de la historia de México, hace más de un mes. En Canadá, la renuncia del primer ministro Justin Trudeau ha abierto un vacío de poder que está capitalizando la derecha, con un candidato favorito en las encuestas, Pierre Poilievre, que promete limpiar las calles de delincuencia y devolver la grandeza a su país. Lo llaman el “Trump canadiense”.
Con información de Excelsior