Internacional.- Los eventos deportivos suelen ser toda una experiencia, donde cada uno de los goles, en el caso de los partidos de fútbol, marca la diferencia entre ganar o perder. Sin embargo, la inmersión puede romperse si los vecinos arruinan el momento, ya que ellos gritan algunos segundos antes cuando se realiza una anotación.
Surge entonces la duda: ¿cómo es posible que haya tanta diferencia si, en principio, se está sintonizando exactamente la misma señal al mismo tiempo? La respuesta es más simple de lo que parece y tiene un único factor determinante: el canal por el que se esté viendo el partido.
No es lo mismo verlo a través de la televisión por cable, vía satélite o mediante una retransmisión por internet y streaming, ya que cada uno tiene su propio tiempo, lo que provoca que escuchemos a alguien cantar el gol antes de tiempo.
El problema de las transmisiones
De todos los medios posibles, excepto si estamos en el estadio, la forma más rápida de enterarse de lo que sucede es por la radio, ya que es prácticamente instantánea.
Esto se debe a que la señal se transmite directamente al receptor, pues es una señal analógica que viaja a la velocidad de la luz y no requiere procesamiento. Es decir, no es necesario codificar y decodificar la señal de video, lo que reduce la latencia al mínimo.
Este procesamiento es el principal culpable de que exista el retraso o «delay«. Cuanto más completa es la señal que recibimos, más tiempo tarda en procesarse. Aunque la tecnología ha mejorado mucho con el paso del tiempo, en comparación con la radio, aún queda por detrás.
Además, la televisión requiere un mayor ancho de banda e infraestructura más compleja, todo lo contrario a la radio, que al ser una emisión sencilla, necesita equipo más simple. La transmisión de radio no tiene congestión, por lo que es un método fiable para saber qué equipo anota primero.
Esto explica que los canales con alta calidad tengan más retraso que las variantes en definición estándar, ya que necesitan más tiempo para descomprimir la señal. En el caso de la televisión por cable ocurre algo similar, ya que el retraso también se debe a que la señal debe llegar al satélite y regresar a la Tierra.
El tema de internet
Si hablamos de internet, los servicios conocidos como OTT (Over-the-top) son los que más retraso tienen, porque la señal se captura y se codifica para convertirse en formato digital para su transmisión por la red.
Con el streaming por internet, la señal pasa por un servidor y una red de entrega de contenido, que puede verse afectada tanto por el estado de la red como por la capacidad de los servidores en cada partido.
Además, los servicios de streaming utilizan un «buffer» para asegurar que las transmisiones sean fluidas. Este buffer almacena temporalmente una pequeña cantidad de datos en el dispositivo donde se reproduce el contenido, sirviendo como un colchón para anticiparse a problemas como cortes. Sin embargo, también añade un retraso adicional.
También se debe considerar el retraso directo, que en ocasiones es añadido por los propios operadores y emisores para mantener un margen de acción en caso de que se necesite editar la retransmisión en directo o eliminar algo.
En busca del mínimo retraso
A pesar de los esfuerzos, la latencia cero es algo imposible de conseguir. No obstante, es posible imaginar un retraso en internet lo suficientemente bajo como para competir con otras opciones.
Por ejemplo, se pueden mejorar los algoritmos de compresión y decodificación, como AV1, para que la señal se envíe más rápido y con menos pérdida de calidad. Reducir el tamaño del buffer también puede ayudar a disminuir la latencia.
Uno de estos esfuerzos es el protocolo QUIC, desarrollado por Google para sustituir al TCP, en operación desde 1974. QUIC utiliza HTTP/3 con el objetivo de establecer cómo se divide la información en paquetes, se envía por internet y se vuelve a ensamblar.
Esto permitirá en el futuro protocolos de transmisión mejorados que reducirán la latencia y contribuirán a que en los eventos en vivo se ofrezca un retraso menor respecto a otras emisiones.