Estados Unidos.- Ni siquiera las más bellas composiciones cromáticas son comparables a la Gran Fuente Prismática. Es una obra de la naturaleza que se encuentra en el estado de Wyoming (Estados Unidos). Concretamente, forma parte de Yellowstone. Sus intensísimos colores, unidos a su imponente tamaño, la han convertido en una de las escenas más fotografiadas del parque.
Con sus más de 90 metros de diámetro, ostenta el título de la mayor fuente termal de todo Estados Unidos. Sin embargo, no es la mayor del mundo. Eso sí, está en un respetable tercer puesto.
No, no intentes ajustar el contraste o el brillo de tu pantalla. Naranja, amarillo, verde, azul… el agua de la Gran Fuente Prismática hipnotiza a quien lo contempla. Tiene, increíblemente, todos los colores que se obtienen cuando un rayo de luz atraviesa un prisma.
La primera vez que se describió y se nombró esta fuente fue en 1871. Fue durante la Expedición Hayden. Esta supuso la primera exploración fundada por el gobierno de lo que hoy se conoce como Yellowstone. El líder de dicha expedición, Ferdinand Hayden, fue el primero que escribió sobre la fuente:
“Nada que haya sido producido por el ser humano podría equipararse a la singular intensidad y delicadeza del color de estas increíbles fuentes prismáticas. La propia vida se vuelve un privilegio después de haber visto y sentido la incomparable e ingeniosa habilidad de la naturaleza.”
¿De dónde salen los colores de la Gran Fuente Prismática?
Seguramente te estarás preguntando qué causa esta magnífica gama cromática. La respuesta es sencilla y se encuentra en la ciencia. Las responsables son las distintas bacterias que pueblan la fuente.
Las fuentes termales se forman cuando el agua caliente emerge por las grietas de la superficie de la Tierra. En el caso de la Gran Fuente Prismática, el agua del centro sale burbujeante, hirviendo, y se va enfriando a medida que se extiende por la superficie de la fuente.
Esto crea un ciclo constante que da lugar a anillos concéntricos de temperaturas distintas. Así, el agua del centro de la fuente alcanza casi los 90º C. Es una temperatura demasiado alta para que haya vida. Como no vive casi ningún organismo en el centro, el agua se ve muy clara y tiene un bello color azul.
Conforme el agua se aleja, cada anillo tiene una temperatura diferente. Y, por lo tanto, un hábitat propio donde viven ciertas bacterias. Son los diferentes tipos de bacteria que viven en cada anillo los que dan a la fuente esos colores. Por ejemplo, en el anillo de color amarillo vive un tipo particular de cianobacterias, las Synechococcus.