Guadalajara.- Dalí era un gato de un año y medio. Su dueña lo llevó a bañar y peinar por qué tenía el pelaje alborotado. Elisa intentó regresar por él para llevarlo a casa como integrante importante de la familia, pero se lo entregaron sin vida.
Elisa acudió a una veterinaria ubicada en la colonia Alcalde Barranquitas en Guadalajara, en la avenida Normalistas; dejó a Dalí para ser atendido y ahí comenzó el calvario.
Aparentemente, la mujer que la atendió de manera inexperta no pesó a Dalí antes de aplicarle algún somnífero, porque dijo que Dalí era agresivo.
“Lo agarró, lo inyectó, yo vi cómo lo agarró en la caja. Entonces ya, me fui y le pregunté a qué hora va a quedar listo y me dijo… Yo te llamo cuando esté, esto fue más o menos. Después llamé por teléfono y quería saber si ya estaba mi gato: ‘Oye ya está, pero es que no despierta’. ¿Cómo que no despierta, no despierta?”, declaró la dueña del gato, Elisa.
Dalí ya había muerto, pero, de no ser suficiente, la mujer que atendió a Elisa quiso incinerar al gato para no dejar evidencia.
Además, después de hacer público el caso en redes sociales, Elisa fue amenazada por personas que tendrían alguna relación con la propietaria de la veterinaria.