Serbia.– En plena crisis, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, dijo que tomará «todas las medidas para proteger a nuestro pueblo», mientras medios de comunicación en Serbia anticipan que el gobierno kosovar está preparando un ataque contra zonas de etnia serbia en su territorio.
En la capital de Kosovo, Pristina, las autoridades dejan entrever que Vucic está creando problemas donde no los hay, y miran con recelo el incremento del número de tropas serbias del otro lado de la frontera.
La Unión Europea (UE) ha pedido «máxima contención» a todos los actores involucrados y ha solicitado a los líderes serbios y kosovares que «contribuyan personalmente a una solución política».
¿Pero qué desató esta escalada de tensiones entre los dos países? Una crisis nacida de una medida sobre placas de automóviles y alimentada por muchos años de desencuentros entre ambos territorios.
1. Las placas de la discordia
Es difícil pensar que una disputa por las patentes de los autos pueda generar una crisis que termine con las tropas de un país en alerta, pero la situación entre estos territorios nunca ha sido sencilla.
Entonces, cuando el gobierno kosovar quiso obligar a los habitantes de las zonas de mayoría serbia en su territorio a cambiar las matrículas serbias por las kosovares, el antiguo conflicto revivió.
Es importante recordar que de los 1,8 millones de habitantes de Kosovo, el 92% son albaneses y solo el 6% serbios (el resto son bosnios, goranos, turcos y romaníes). Entre ese 6%, unos 50.000 habitantes de estas zonas de mayoría serbia se niegan a utilizar matrículas kosovares porque no reconocen la independencia de Kosovo. Otros países sí lo han reconocido como país independiente.
Kosovo, de abrumadora mayoría albanesa, se separó de Serbia tras una guerra en 1998-1999. Pero muchos serbios, tanto fuera como dentro de este territorio, consideran a Kosovo como la cuna de la nación serbia.
2. El origen del conflicto
Kosovo es un pequeño país sin salida al mar de los Balcanes, fronterizo con Albania, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia. Pero su historia como nación independiente es muy reciente, antes perteneció a Serbia y antes de eso a Yugoslavia.
Tras la desintegración de la antigua Yugoslavia en la década de 1990, Kosovo buscó su propia autonomía, pero Serbia respondió con una fuerte represión contra los albaneses étnicos que buscaban la independencia.
Esto terminó con una campaña de bombardeos de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia, entre marzo y junio de 1999.
Las fuerzas serbias se retiraron de Kosovo, pero para muchos albanokosovares y serbios, el conflicto nunca se ha resuelto.
La OTAN dejó una base en Kosovo que actualmente cuenta con 3.762 efectivos.
3. ¿Tiene Rusia algo que ver?
En agosto, el gobierno de Kosovo dijo que Serbia estaba avivando las tensiones étnicas y afirmó que Rusia la apoyaba.
Serbia y Rusia son aliados tradicionales.
Tras la invasión rusa de Ucrania, Serbia se negó a unirse al régimen de sanciones de otros países europeos.
En mayo, Vucic firmó con el presidente ruso, Vladimir Putin, un acuerdo para importar gas.
Un diputado del partido de Vucic afirmó luego que Serbia pronto se vería obligada a iniciar la «desnazificación de los Balcanes», utilizando el mismo lenguaje que el presidente Putin empleó para justificar su invasión de Ucrania. Más tarde se disculpó por sus palabras.
El presidente de Kosovo, Vjosa Osmani, afirmó que Putin podría utilizar Kosovo para ampliar el actual conflicto en Ucrania y desestabilizar aún más a Europa.
Con infomación de BBC NEWS