Chile.- La voz de Flavio Barahona es débil al recordar a su familia. “Mi mamá es consumidora y producto de eso hubo un problema”, lamenta el joven de 19 años, quien fue echado de su casa tras ser acusado de robo, “pero yo no hago eso”.
No encontró otro refugio, que la calle. En una tienda de campaña ha pasado días con lluvía, frío, altas temperaturas; además, ha enfrentado la discriminación y las críticas, piensan que es un malandro; un mantenido; un raterillo que espera a sus víctimas para quitarles su dinero.
Cuando tiene dinero visita un supermercado para poder comer, y al mismo tiempo aprovecha de usar el baño, publicó Teletrece.
Lejos están de saber que detrás de este joven hay ilusiones por salir adelante. La vida le deparó vivir en la calle, pero eso no ha sido un impedimento para querer superarse. Hace unos días terminó el 4° medio, lo que sería el nivel medio superior, es decir, su bachillerato.
Sus recorridos por las calles de Chile en busca de alimento y poder ganarse unos pesos, lo llevaron al Colegio Betania, de la Fundación Súmate del Hogar de Cristo. En este lugar encontró motivos para continuar sus estudios y, además, tranquilidad.
No tengo que preocuparme del que está atrás me vaya a hacer algo o que el que está adelante”, declaró en entrevista a Teletrece.
Sus compañeros han sido solidarios con él, lo que le permitió alcanzar su objetivo, pero no todo fue felicidad, sus padres no quisieron compartir con él su logró. Lo abandonaron.
Estoy triste”, confesó que estuvo “llorando antes de que empezara la actividad, pero todos mis amigos se dieron cuenta y se me tiraron a abrazar rápido, así como para que nadie me vea llorando”.
Y como un aliciente a su esfuerzo, a Flavio Barahona le fue otorgado el Premio Alumno Betania, que representa los valores de la escuela.
En su futuro inmediato está el encontrar un hogar, para después convertirse en contador.
Con información de Excélsior