Redes.- A Laurin le diagnosticaron cáncer en etapa 4.
El pronóstico era devastador: los médicos le recomendaron adelantar su boda porque tal vez no llegaría al gran día.
Pero el 24 de marzo, Laurin caminó por el pasillo sonriendo, bailando y celebrando junto a Michael, su gran amor, ante 225 personas.
Falleció siete meses después, pero no sin antes cumplir su sueño. Su historia recuerda que el amor —incluso frente al final— siempre encuentra la forma de brillar.