México.- En la década de los 80, Reino Unido comenzó a popularizar el término Neet, siglas provenientes de la frase Not in Education, Employment or Training. Traducido literalmente como «No en educación, empleo o capacitación», se ha utilizado para referirse a aquellos jóvenes que no realizan ninguna actividad que los retribuya en el sentido profesional. Con los años, se extendió por toda la Unión Europea y captó la atención de las vulnerabilidades de la población.
En el caso de México, se les ha denominado como Ninis, que tal cual sigue la misma fórmula de referenciar a aquellos que «ni estudian, ni trabajan». Aunque en el país se toma para señalar, hasta cierto modo de manera despectiva, a quienes no incursionan en el mercado laboral, muchos países extranjeros comenzaron a tomar medidas para revertir la situación. No obstante, esta problemática se ha heredado a la Generación Z.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, una quinta parte de la Generación Z pertenece al grupo de los Ninis. El estudio reveló que 289 millones de jóvenes se encuentran en esta situación. En 2005, el porcentaje de jóvenes que no realizaban ninguna actividad, estudiantil o laboral, era del 24.3%, y aunque la cifra disminuyó en los años siguientes, comenzó a repuntar en 2012 hasta alcanzar un 24.9% en 2020.
La alza de este fenómeno se debe, en gran medida, a la inflación. El costo de vida es más caro con los años y esto se refleja desde productos básicos como alimentos y gasolina hasta el precio de la vivienda y los alquileres. Con ingresos que crecen a un ritmo mucho menor que los precios, la incertidumbre económica ha llevado a muchos jóvenes a optar por no estudiar ni trabajar.
Es ahí donde entra la herencia generacional. A principios de los años 2000, los Millennials representaron la mayor cantidad de Ninis. El problema con dicha generación radicó en una oferta limitada de trabajo en comparación con la alta demanda. Ahora, las repercusiones que enfrentan los jóvenes adultos se centra en problemas a nivel de la salud mental.
La situación de los Ninis en México
En primer lugar debemos tomar en cuenta el contexto del país. Como mencionamos, el término de Ninis se originó alrededor de hace 40 años, pero no fue hasta 2016 cuando se realizaron los primeros censos enfocados en este sector en México. A partir de entonces, se demostró que de los 21.4 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, solo el 62.4% asistía a la escuela.
Con los años, poco a poco han salido a la luz más datos sobre la situación de la Generación Z que se encuentra sin laborar ni estudiar. Por ejemplo, en 2018 Forbes dio a conocer que los Ninis representaron un costo aproximado del 0.9% del Producto Interno Bruto. En otras palabras, le costaron al país cerca de 194,090 millones de pesos.
Para 2022, de acuerdo con información recabada por El Economista, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló que en México 2 de cada 10 jóvenes eran Ninis. Es decir, el 20.9% de jóvenes de entre 14 y 28 años no se encontraban en ningún nivel educativo y tampoco eran pertenecientes a alguna actividad económica.
Así llegamos a mediados del 2024. Si bien la cifra se mantuvo cercana al 20%, el problema real se refleja a nivel internacional, donde México se encuentra en el tercer lugar con más Ninis en el mundo. Solo le superaron Turquía e Italia.
Ahora bien, ante tal escenario, el gobierno mexicano optó por apoyar a este sector a través de becas. Bajo el programa «Jóvenes construyendo el futuro», miles de jóvenes tuvieron la posibilidad de acceder a capacitaciones laborales con un apoyo económico cercano a los 7,500 pesos.
Sin embargo, entre irregularidades y pocas contrataciones una vez terminada la estancia empresarial, la propuesta recibió diversas críticas. Principalmente se señaló que solo sirvió para únicamente «mantener» a los Ninis. Aunque tales becas se defendieron como «el arma» contra el crimen organizado, múltiples análisis revelan que no existe una relación directa entre que un Nini sea un criminal.