Internacional.- Hace más de un siglo, se predijo que el destino de la Vía Láctea sería colisionar con la galaxia de Andrómeda. Sin embargo, 112 años después, un nuevo estudio sugiere que este desenlace podría no presentarse.
De acuerdo con un análisis reciente publicado en el sitio de preimpresión arXiv, la posible colisión entre ambas galaxias, que podría ocurrir en unos 4,000 o 5,000 millones de años, no es un hecho seguro. En realidad, las probabilidades de que esto suceda son de apenas un 50%.
La Vía Láctea y Andrómeda son las dos galaxias más grandes del Grupo Local, un conglomerado de más de 50 galaxias que forman nuestro vecindario galáctico. Ambas están relativamente cerca en términos astronómicos, separadas por apenas 2.5 millones de años luz.
La teoría de la colisión entre estas galaxias se originó gracias al astrónomo estadounidense Vesto Slipher. En 1912, al observar Andrómeda con un espectrógrafo, detectó un corrimiento al azul, señal de que la galaxia se acercaba a la Tierra.
A partir de estas observaciones, Slipher propuso que Andrómeda eventualmente impactaría con la Vía Láctea. Ambas galaxias, al fusionarse, formarían una nueva galaxia elíptica gigante.
Un evento al azar
El nuevo estudio, sin embargo, plantea que esta colisión no está garantizada. Las probabilidades son similares a lanzar una moneda al aire y obtener cara o cruz.
El equipo internacional que lideró la investigación utilizó datos recientes de los telescopios espaciales Gaia y Hubble, además de estimaciones actualizadas sobre las masas de las galaxias involucradas. También consideraron la influencia gravitacional de otras galaxias cercanas del Grupo Local, que podrían alterar el curso de Andrómeda y la Vía Láctea.
Entre los factores analizados se incluyeron las interacciones gravitacionales de la galaxia del Triángulo (M33), la tercera más grande del Grupo Local, y la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana conocida por haber absorbido otras en el pasado.
El futuro de la humanidad
De ocurrir la colisión, la humanidad no tendría motivos para preocuparse. Aunque el sistema solar podría ser expulsado de la galaxia o alejarse de su núcleo, las condiciones de vida en la Tierra ya habrían cambiado drásticamente.
En unos 5,000 millones de años, el Sol habrá agotado el hidrógeno de su núcleo y comenzará a fusionar helio, transformándose en una gigante roja. Para entonces, la superficie terrestre será demasiado caliente para mantener agua líquida, lo que haría inviable la vida como la conocemos.
En otras palabras, incluso si Andrómeda colisiona con la Vía Láctea, este evento ocurriría en un futuro donde la vida en la Tierra ya no sería posible. Solo sobreviviríamos si logramos migrar a otros sistemas estelares, un desafío para el cual aún hay tiempo de sobra.