China.- Científicos del Instituto de Tecnología e Ingeniería de Materiales de Ningbo (NIMTE) en China han desarrollado un nuevo método para producción masiva de agua mediante una rección entre un mineral llamado regolito lunar (una especie de polvo que cubre la superficie de la Luna) y hidrógeno endógeno (hidrógeno que está dentro de los minerales de la Luna).
De acuerdo con el estudio publicado en The Innovation, el equipo liderado por el profesor Wang Junqiang tomó muestras de regolito traídas a la Tierra por la misión espacial Chang’E-5 y la calentaron a altas temperaturas (aproximadamente a 927 °C) utilizando espejos cóncavos.
Además, descubrieron que, entre los cinco minerales primarios que la misión Chang’E-5 trajo a la Tierra, la ilmenita es el que contiene la mayor cantidad de hidrógeno debido al viento solar que golpea la Luna.
Los experimentos de calentamiento in situ indicaron que el hidrógeno presente en los minerales lunares es un recurso importante para producir agua en la Luna. Esta agua podría utilizarse tanto para beber como para regar las plantas. Además, podría descomponerse electroquímicamente en hidrógeno y oxígeno, siendo el hidrógeno el que se utiliza para generar energía y el oxígeno el que es esencial para respirar.
La luna alberga más agua de la que imaginamos
La misión espacial china Chang’E-5 regresó a la Tierra en 2020, trayendo consigo muestras que confirmaban que, en efecto, había agua en nuestro satélite.
De hecho, un artículo publicado en la revista Nature Astronomy en julio pasado presentaba «el descubrimiento de un mineral hidratado – (NH4)MgCl3·6H2O – en muestras de suelo lunar (…) que contienen aproximadamente un 41% de agua”.
No obstante, el agua también puede quedar incrustada en la roca. En estos casos, las moléculas pueden formar hidroxilos, que son grupos compuestos por un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno.
Los choques de pequeños meteoros generan pequeñas “gotas de cristal” causadas por impactos donde moléculas y otros compuestos quedan fijados a la roca. Esto puede pasar especialmente en los cráteres y en los polos de la Luna, zonas donde la radiación solar no expulsa el agua antes de tiempo.
Al tratarse de agua incrustada en roca en cantidades muy reducidas, su extracción puede resultar un tanto compleja: habría que recolectar grandes cantidades de suelo lunar, calentarlo hasta evaporar las moléculas de agua, y después almacenar el vapor de agua resultante.