Japón.- Primero, el ministro de Tecnología Digital de Japón prometió dejar de utilizar a lo largo del gobierno japonés los disquetes y los CD para sus procedimientos, promesa que, tras dos años de «lucha», completó el 28 de junio de 2024.
A pesar de este logro, el uso de tecnología antigua o «arcaica» sigue en el país. Esto resalta, de forma irónica, en contraste con su utopía futurista, que está repleta de robots, inodoros inteligentes y trenes bala.
Japón también destaca por ser un país donde los teléfonos plegables son populares, mientras que los empleados realizan protestas por la eliminación de algunos dispositivos, como las máquinas de fax.
La tecnología y sus versiones análogas
De acuerdo con The Washington Post, este comportamiento tiene varias razones. Para empezar, según Kenji Kushida, investigador principal de estudios sobre Japón en el Carnegie Endowment for International Peace, hay motivos prácticos para la adopción lenta de nuevas tecnologías y falta de incentivos para actualizar la tecnología en la que se invirtió entre 1980 y 1990.
Esto llegó al punto en que el gobierno japonés contaba con miles de «reglamentos analógicos» para realizar procesos obsoletos, como la transferencia de datos usando disquetes, CD o información escrita a mano.
Otra de las razones para la resistencia, dice Kushida, es la «incompatibilidad digital» del idioma japonés, ya que usa tres sistemas de escritura diferentes que no siempre se pueden traducir bien en las interfaces digitales, lo que hace mucho más rápido escribir la información a mano y enviarla por fax.
Además del lenguaje, otro motivo es que en Japón se prefiere «la seguridad primero» antes de adoptar nuevas tecnologías. Esto hace, indica Ulrike Schaede, profesora de negocios japoneses en la Universidad de California en San Diego, que todo deba estar 100% probado antes de implementarse, evitando el riesgo de errores, filtraciones y pérdida de datos.
También está la falta de financiación de la administración pública, que considera que las tecnologías más avanzadas, como las memorias USB y el almacenamiento en la nube, pueden ser «demasiado arriesgadas» si no se cuenta aún con un mejor soporte técnico.
Esto contrasta con el uso de herramientas como un disquete, ya que si un dispositivo de estos se pierde, aunque otras personas lo encuentren, no podrán abrirlo fácilmente, dice Koichi Nakano, profesor de ciencias políticas en la Universidad Sophia de Tokio.
El cuidado a los objetos
Además de los motivos tecnológicos y económicos, hay razones relacionadas con la mentalidad japonesa, específicamente con el concepto de «monozukuri«. Este se aplica a productos físicos que, si se cuidan y mantienen en buenas condiciones, cumplirán su función, menciona Roland Kelts, profesor visitante en la Universidad Waseda de Tokio.
Esto se puede ver en muchos productos japoneses, como el Walkman de Sony o la Nintendo Switch, así como en otro tipo de contenido, como la animación a mano. Estos ejemplos evidencian cuánto confía el país en las cosas hechas a mano o físicas, mucho más fiables y controladas que sus contrapartes digitales.