Internacional.- Etiopía es un país como ningún otro, pues siguen viviendo en 2016. Claro que esto no es una cuestión arbitraria, pues esta nación no es que el tiempo se haya congelado y que Adele siga rompiendo tendencias con su álbum 25, que Capitán América: Civil War siga en los cines, ni que recientemente se haya estrenado Overwatch en aquella nación africana.
Lo que sucede en realidad es que, fieles a su cultura, decidieron que se apegarían a un calendario distinto. En gran medida, esto se debe a la religión, pues se ajustaron al calendario copto de Egipto. Es decir, fechan el nacimiento de Jesús unos siete años después que el calendario gregoriano.
De ese modo, el calendario etíope consta de 13 meses, todos con 30 días con excepción de uno (llamado mes Pagumē), el cual dura apenas cinco o seis días, dependiendo de si es o no año bisiesto. Y es que la relación entre cultura y religión es bastante estrecha en la sociedad etíope, tal es así que la decisión del calendario fue impulsada por la Iglesia Ortodoxa Etíope.
Nunca colonizados… al menos no de la manera tradicional
El calendario refleja la identidad de Etiopía, pues es una nación africana orgullosa de sus raíces y de su historia. Lo que hace diferente a este país de entre sus pares es que no fue colonizado. Tal como sucede con la región de Dorne en el mundo de Juego de Tronos, los etíopes podrían adoptar el lema de la Casa Martell: «nunca doblegados«. Tal lema les quedaría a la perfección, pues ni siquiera dos intervenciones extranjeras lograron conquistar su tierra.
La villana de este pedazo de historia es Italia. Pese a tener precedente como un país colonizador, después de todo son la nación donde surgió el Imperio Romano, Italia no pudo conquistar Etiopía en las dos guerras que libraron contra ellos. Sin pedirlo ni deberlo, Etiopía tuvo que luchar la Primera y Segunda Guerra Ítalo-Etíope, ocurridas de 1895 a 1896 y de 1935 a 1936.
En ambas ocasiones, Etiopía fue liderada por un emperador: Menelik II en la primera y Haile Selassie I en la segunda. La resistencia fue sólida y feroz, manteniendo su independencia y su estatus de «nunca doblegados«.
Orgullosos de su cultura
Pero regresando al tema, Etiopía mantiene su calendario como parte de su patrimonio cultural. A pesar de los problemas que puede generarles a sus mandatarios, civiles en el extranjero o compañías internacionales, ellos mantienen su tradición.
De acuerdo con lo dicho por Verena Krebs, historiadora alemana para CNN: «desde la perspectiva de un extranjero, no creo que ninguna otra nación deba perder su propio sistema local, que tiene mucho más significado cultural y valor para ellos«. Por lo que, mientras Etiopía sea orgullosa de su riqueza cultural e historia, seguirán teniendo que manejar dos calendarios distintos, aún cuando esto les provoque dolores de cabeza.