Estados Unidos.- El artista Travis Scott, una de las figuras más prominentes del rap de los últimos años, y conocido por el gran público por su relación sentimental de ida y vuelta con Kylie Jenner —la menor de las hermanas Kardashian, con quien tiene dos hijos—, ha sido detenido la madrugada de este 20 de junio en Miami (Florida).
El músico texano, de 33 años, ha sido acusado por la policía de dos cargos: de allanamiento contra una propiedad (un barco, en este caso) tras ser advertido de ello y de intoxicación pública. Se sabe que dicha intoxicación es, al menos, de alcohol, pero no se especifica si también había consumido drogas. La ley de Florida prohíbe mostrarse drogado o borracho, ni consumir bebidas alcohólicas, en un lugar o en un transporte público y causar disturbios públicos. Además de la detención, Scott ha sido multado con 150 dólares por la borrachera y 500 por el allanamiento. Tal y como se lee en los documentos oficiales del caso, el músico le dijo a los policías: “Esto es Miami”.
El incidente tuvo lugar de madrugada en el Miami Beach Marina, un puerto al sur de la zona de playas de la ciudad, algo antes de las dos de la mañana. Las autoridades fueron avisadas de que un incidente estaba teniendo lugar en un barco, lo que parecía una pelea. Cuando llegaron, según una declaración jurada obtenida por la revista People, Scott estaba “gritando a los ocupantes de un barco”.
Fuentes cercanas han afirmado a medios como Page Six que “no hubo altercados físicos”; él gritaba y los dueños (cuya identidad se desconoce) querían echarle. “Los agentes contactaron con Scott para llevar a cabo una investigación. Le pidieron que se sentara, momento en el que se sentó temporalmente y luego comenzó a levantarse continuamente, haciendo caso omiso de las órdenes de los agentes. A lo largo de la interacción, los agentes presentes en el lugar pudieron percibir un fuerte olor a alcohol procedente del aliento del acusado”, se lee en el archivo del caso.
Los dueños de la embarcación no han querido presentar cargos, solo le pidieron que se marchara del barco, y después del muelle. La policía también le invitó a ello. Al parecer, mientras caminaba desde el barco hasta el paseo marítimo, según dichos documentos, Scott iba girándose y “gritando obscenidades” a los ocupantes del navío. De hecho, regresó solo cinco minutos después, haciendo caso omiso de lo que le habían pedido tanto los dueños como la policía. “Empezó a gritar otra vez de manera errática, rompiendo la paz de quienes estaban en el puerto y de los edificios residenciales cercanos y causando un problema de alteración pública”. De ahí que decidieran finalmente arrestarle y llevarle a comisaría.
Jacques Bermon Webster II, el nombre real del artista, acabó entrando en el centro correccional Turner Guilford Knight a las 4.35 de la madrugada. No se espera que haya más cargos ni una investigación posterior, puesto que ha pagado la multa correspondiente. El intérprete está a punto de arrancar una ambiciosa gira llamada Circus Maximus que le llevará por una veintena de ciudades europeas desde el próximo 28 de junio para presentar su último disco, Utopia, que ha tenido una muy buena acogida. Por el momento, todo sigue en pie y no parece que el incidente vaya a afectar a su desarrollo.
El rapero, nominado al Grammy en 10 ocasiones, lleva años manteniendo un comportamiento errático que muchos llegan a tachar incluso de megalómano. Para esta gira pretendía llevar a cabo su espectáculo en las pirámides de Giza, pero Egipto no ha estado a favor de la idea a causa de los “extraños rituales” que lleva a cabo en sus shows, que, según las autoridades del país, “alteran los valores sociales y las costumbres egipcias y árabes”.
Su episodio más tristemente conocido fue la muerte de 10 personas (además de decenas de heridos) durante una actuación suya en el festival Astroworld de Houston (Texas) en noviembre de 2021 a causa de una avalancha. Él entonces se declaró “absolutamente devastado” y decidido a “apoyar a las familias afectadas”. Sus espectáculos son caóticos, desordenados, y en este caso se fue de las manos, convirtiéndose en ingobernable para las fuerzas de seguridad, que tenían un plan de 56 páginas (y 20 ambulancias en la puerta, aunque se necesitaron más de 60) para poder gestionar lo que ocurriera con los 50.000 asistentes. Hubo casi 60 demandas. Él no enfrentó cargos criminales, pero sigue implicado en los casos civiles a causa de una mala organización del evento.
Con información de Excelsior