Estados Unidos.- El poder medir los cambios estacionales en la atmósfera de Marte es algo que la humanidad ha logrado realizar desde hace poco tiempo. Gracias a los datos del rover Curiosity, se pudo obtener información sobre los gases atmosféricos del cráter Gale, pero los resultados arrojan un problema cuya solución aún desconocemos.
Este rover llegó al planeta rojo en agosto de 2012, por lo que ha tenido suficiente tiempo para analizar la composición del aire a lo largo del año marciano. Sus análisis confirman que Marte tiene una composición de 95% dióxido de carbono, 2.6% de nitrógeno, 1.9% de argón y un 0.16% de oxígeno, pero esta última cifra parecía no tener sentido.
Por ejemplo, el nitrógeno y el argón siguen un patrón predecible a lo largo de las estaciones, y su concentración en el Crater Gale, donde está el rover, cambia a lo largo del año en relación con la cantidad de CO2 en el aire.
Sin embargo, el oxígeno tiene un comportamiento completamente diferente, pues durante la primavera y el verano, la cantidad de oxígeno en el aire puede llegar a ser hasta un 30% más de lo estimado.
Eso sí, en otoño e invierno, sus niveles coinciden con las estimaciones de los científicos. Sorprendentemente, a pesar de que la concentración de oxígeno cambia, este patrón se repite exactamente cada primavera; es decir, hay algo que hace que entre y salga de la atmósfera.
Entendiendo el patrón
A esta situación no hay una explicación clara. El profesor en ciencias climáticas y espaciales de la Universidad de Michigan en Ann Arbor y coautor del estudio que aborda estos resultados, Sushil Atreya, menciona que «la primera vez que vimos eso, fue alucinante«.
Lo siguiente para los científicos fue descartar que la anomalía fuera un error de datos. Se llegó a la hipótesis de que las moléculas de CO2 o H2O pudieran ser las responsables de la liberación de oxígeno, aunque se necesitarían más de cinco veces la cantidad de agua disponible en la superficie del planeta para hacerlo viable.
La desaparición del oxígeno tampoco tiene una respuesta clara, pues la explicación más aceptada es que la radiación solar lo desintegre. Sin embargo, esto requiere tiempos mucho más largos, aproximadamente una década. De momento, tanto para este fenómeno como para las variaciones de metano marciano durante el día y la noche, siguen faltando explicaciones definitivas.