Si alguna vez has pensado en huir del mundanal ruido de la gran ciudad y retirarte a un sitio tranquilo y asilado donde lo único que se oiga sea el ruido de los pájaros y las olas del mar, hemos encontrado el lugar perfecto para ti.
Situada al sur de Islandia hay un bonito conjunto de 15 pequeñas islas llamadas Vestman, que están catalogadas como reserva natural y área protegida por ser una importante zona de anidación de aves marinas autóctonas. Pues bien, en una de esas islas, conocida como Ellidaey, está la casa más aislada del mundo y a la que solo se puede acceder por barco.
La isla, de apenas 0,45 km², no tiene habitantes, pero la casa destaca en su orografía y despierta el interés de turistas intrépidos y viajeros curiosos. Aunque actualmente nadie puede hospedarse en la vivienda, la isla puede ser visitada por cualquier osado trotamundos.
La casa está deshabitada
La casa fue construida por las familias que vivían en la isla de forma permanente y que se alimentaban gracias a la caza de aves y la pesca. Desde 1930 la casa está deshabitada, pero se encuentra en perfecto estado de conservación y, aunque no tiene instalación eléctrica, ni agua corriente, está equipada con un complejo y eficiente sistema que recoge el agua de lluvia.
Desde hace más de 70 años pertenece a la Asociación de Caza de Ellidaey y solo sus miembros pueden acceder a ella con el sencillo propósito de dar alojamiento a los cazadores de frailecillos, una especie de ave de la zona que supuso el principal sustento para comer de los primeros pobladores de la isla.
Existe la idea de que la casa es de la cantante Björk, pero no existe vinculación entre ambas
El paisaje es muy bucólico, pero también muy solitario. Rodeada de fuertes vientos y el constante sonido del romper de olas del mar, el camino hasta llegar a la casa no está hecho para aquellos que sufran de mal de altura, ya que hay que escalar por los acantilados.
En torno a esta casa hay muchos mitos y quizás el más extendido sea el de que su propietaria es la cantante islandesa Björk. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Hay que retroceder al año 2000 cuando el entonces Primer Ministro de Islandia, Davíd Oddsson, dijo que regalaría la casa a la artista por haber hecho más cosas por el país que la mayoría de los islandeses. Y, a pesar de que es conocida como ‘la casa de Björk’, no existe ninguna vinculación entre ambas.