Al principio, los miembros de la familia Addams no tenían nombre propio. Aunque los diseños de Charles Addams perduraron a lo largo de 26 años, su formato (una gran imagen bajo la que había un par de líneas con el chiste) no daba pie a que los personajes tuvieran algo más que una personalidad macabra. Al fin y al cabo, solo eran unos personajes secundarios en sus tiras de ‘The New Yorker’: desde 1938 hasta su muerte en 1988 solo publicó 58 tiras sobre la familia. Eso sí, en ella había alguien que robó el corazón al público. Casi literalmente.
Ni lunes, ni martes
Miércoles apareció por primera vez el 26 de agosto de 1944, en una tira en la que su madre la reprendía diciendo «Bueno, no vengas llorándome. Dile que le envenenarás de nuevo inmediatamente» mientras Pugsley asomaba por una esquina. En aquella época, Addams necesitaba crear nuevos personajes aunque solo fuera como distracción de su vida cotidiana. Y es que llevaba todos los años de la II Guerra Mundial con un trabajo ingrato: dibujar películas de animación para el ejército… sobre la sífilis.
Pero entonces, ¿cuándo consiguió Miércoles su nombre? Curiosamente no fue en la tira cómica, ni en la serie de televisión, ni en ninguna de las películas: fue en unas muñecas exclusivas de las tiendas FAO Schwartz en 1962. Morticia, Miércoles y Pugsley (entonces llamado Irving) se vendían por 19,95 dólares y con ellas se conseguía de regalo un dibujo exclusivo del autor con la familia a punto de cenar. Por cierto, estas muñecas se venden ahora por unos 4000 dólares: una inversión de miedo.
Las muñecas se crearon dos años antes que la serie de televisión, y en la etiqueta tenía la excusa para llamarla así: el tercer verso de una canción de cuna de 1838 que repasaba los días de la semana con diferentes niños («El niño del lunes tiene una cara preciosa, el niño del martes está repleto de elegancia…»). Concretamente, «The Wednesday’s child is full of woe» («El niño del miércoles está repleto de dolor»). Estaba bastante claro: esa era la niña de los Addams.
De Miércoles a Merlina
En el primer capítulo de ‘Miércoles’, la serie de Netflix, se repite este mismo origen, haciéndolo canon también para las nuevas generaciones. Pero en Latinoamérica, el verso se cambió por «Un sombrío día nació Merlina». ¿Por qué? La respuesta correcta es la más obvia: respeta una tradición. Cuando se tradujo la primera serie de 1966, vino bajo el título de ‘Los Locos Addams’, y varios nombres se cambiaron, probablemente para causar más simpatía en el público.
Pugsley pasó a ser Pericles, el tío Fétido se llamó tío Lucas, Cosa fue Dedos, Gómez se convirtió en Homero, el apellido Frump se dividió entre Peronela y Macuca (que se dieron a madre e hija, rompiendo por completo la continuidad)… Y Miércoles pasó a ser, claro, Merlina (como curiosidad, su dobladora inicial fue María Antonieta de las Nieves, la Chilindrina de ‘El Chavo del Ocho’). Con el paso de los años, Merlina Fiera Addams pasó a formar parte de la cultura pop latina y, cuando algo está incrustado, cambiarle el nombre y que el público lo acepte como si nada es prácticamente imposible.
Esto no es tan raro, y en España tenemos ejemplos de adaptaciones libres a montones, desde ‘Los Teleñecos’ hasta Juana y Sergio pasando por ‘Oliver y Benji’ o la «Onda vital» de ‘Bola de dragón’. Pero la mayoría de estas han ido cambiando a fuerza de franquicia con el tiempo: Merlina ha permanecido impasible. En parte, según afirman algunos, porque «Miércoles» es la interjección que muchos latinos usan como sinónimo de «Mierda». Y en plena época del meme es mejor no incitar a la barbarie online.
Sea como sea, lo cierto es que 60 años después de ganarse el nombre, Miércoles (o Merlina, según se mire) sigue siendo uno de los personajes de ficción más populares de la historia moderna, y la segunda temporada de su serie, que a priori se grabará tras la huelga del SAG, solo la encumbrará aún más. Chasquidos de dedos. Chas, chas.