Estados Unidos.- El problema con los teléfonos móviles es que la gente no para de mirarlos. Al menos esa es la opinión del hombre que los inventó hace cincuenta años.
Martin Cooper, un ingeniero estadounidense que se ganó el apodo de «Padre del teléfono celular», dice que el dispositivo que tenemos en nuestros bolsillos tiene un potencial prácticamente ilimitado y que un día podría ayudar en la batalla contra algunas enfermedades.
Pero ahora mismo podríamos estar un poco obsesionados con ellos.
«Cuando veo a alguien cruzando la calle con la mirada en el teléfono me siento fatal. No están pensando», dijo a AFP el ingeniero de 94 años en su oficina en Del Mar, California.
«Pero después de que varias personas sean atropelladas, lo entenderán», bromeó.
Cooper tiene un reloj Apple y el último iPhone, en el cual de forma intuitiva salta de su correo electrónico a sus fotos, a YouTube, o al control de su aparato de audición.
Renueva el aparato cada vez que la compañía lanza una versión, que somete a un examen minucioso. Pero confiesa que, con millones de aplicaciones disponibles, puede ser demasiado.
«Nunca voy a aprender a usar el teléfono móvil de la misma forma que lo hacen mis nietos y bisnietos», dijo.