Redes.- Quien diga que no lloró o se conmovió con “Pinocho de Guillermo del Toro”, le va a crecer la nariz.
Una pieza de stop-motion, que llevó más de 15 años en poder terminarse, un proyecto que estuvo afinándose, mientras el director mexicano ganaba los más importantes premios cinematográficos; definitivamente una cinta que para su creador valió la pena trabajar tanto en él, así como esperar para su estreno.
La respuesta del público no solo favoreció a la película, sino que le augura varias nominaciones y premios. Hay quienes piensan que Guillermo del Toro presentó este mismo año a “Pinocho” para humillar a Disney con su live action, pero la verdad es que el director mexicano llegó en el momento justo con su versión de esta historia para dar una muestra de la calidad de su genialidad y del trabajo de animación mexicana.
«Pinocho” se realizó en varias latitudes del mundo, siendo Guadalajara la responsable de los dos personajes principales como Pinocho y Sebastián.
Esto significó la oportunidad de mostrar al mundo no solo la maestría de Del Toro como creador, sino del trabajo de animadores mexicanos.
Desde ahí radica que en sí la cinta sea una obra de arte, primero por ser el escaparate para el trabajo de talentosos creadores, así como la idea de Guillermo del Toro, quien tomó una historia clásica y le dio su toque, convirtiéndola en una nueva con los elementos infaltables y que se han reconocido como sellos o la firma del cineasta.
Un gran elenco da voz a los personajes de “Pinocho”, a través de la cual se da no sólo un mensaje, se comparte una experiencia de vida del propio director.
Pero si bien aprovecha cada uno de los minutos de su duración “Pinocho”, lleva al espectador por sus aventuras y las lecciones que aprende, provocando en el público la nostalgia por algunas etapas de su vida y que muchos entienden a la perfección.
Familia, amistades, sacrificio, la responsabilidad de la verdad, así como “Lo que das recibes” y muchas otras enseñanzas son las que los espectadores pueden encontrar en esta animación, pero quizás una de las más importantes para atesorar es “lo que debe pasar, pasa y un día ya no se está”.